En la última década, el uso de los servicios en la nube se ha convertido en algo habitual, hasta el punto de que casi todos nosotros probablemente utilizamos al menos un servicio en la nube en el trabajo. Dicho esto, cabe señalar que la oferta de servicios en la nube en Europa es realmente escasa: más de dos tercios de las plataformas digitales del mercado se han desarrollado en Estados Unidos, aproximadamente un 20% en Asia y sólo un 3% aproximadamente en Europa.
Es inevitable preguntarse por qué no se desarrollan más servicios en la nube en Europa. Deberíamos considerar la cuestión tanto a nivel organizativo como desde una perspectiva social. Quizá todavía no nos hemos dado cuenta de la importancia del origen del servicio en la nube.
La diferencia clave entre los servicios en la nube desarrollados en Asia o Estados Unidos y los desarrollados en Europa es clara. El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la UE impone requisitos claros sobre el tratamiento de los datos personales. Los proveedores de servicios que operan en otros lugares no están necesariamente obligados a cumplir una normativa similar.
Solo recientemente nos hemos dado cuenta de que los servicios en la nube europeos son necesarios, además de los asiáticos y americanos. La cuestión se ha debatido ampliamente en Alemania desde hace tiempo y, en los últimos años, también cada vez más en Suecia. Por ejemplo, a principios de este año, el Ayuntamiento de Estocolmo tomó la decisión de no adoptar el servicio en la nube de Office 365, citando la creciente preocupación por la privacidad.
Desde el punto de vista social, la importancia de las plataformas europeas debe considerarse también desde el punto de vista de la planificación de la continuidad de la actividad. Retos globales como la crisis energética y diversas amenazas cibernéticas plantean preguntas. ¿Qué vamos a hacer si se cortan las conexiones a los servicios en la nube producidos fuera de Europa? ¿Qué pasará con los datos a los que no podamos acceder?
La promesa principal de los servicios en la nube se basa en la idea de que el servicio es producido por otra parte y que la responsabilidad se deja en manos de otra persona, dejando al cliente más tiempo para centrarse en su negocio principal. Por sí misma, esta es una propuesta de valor increíble. Sin embargo, lo que se ha tirado por la borda es el conocimiento de cómo y dónde se procesan los datos del cliente. Al pasar la responsabilidad a otra persona, ya no hay que preocuparse tanto por el tema. Por eso es tan importante ofrecer a las organizaciones la oportunidad de aumentar su conocimiento de la forma en que se procesan los datos y las formas en que el proveedor de servicios puede influir en ello. Cuando se trata de delegar la responsabilidad en otra persona, el viejo refrán sigue siendo cierto: cuando el ruido suena, agua lleva.
Además de la sólida protección de datos que permite la UE, nos preocupamos de que nuestros clientes obtengan sin problemas lo que necesitan. El centro de datos al servicio de los clientes finlandeses de Efecte se encuentra y opera en Finlandia. Como la arquitectura, la automatización y la supervisión de nuestro servicio en la nube no dependen de las características del centro de datos, también podemos ejecutar nuestro servicio en la nube desde el propio centro de datos del cliente. Creemos que una arquitectura de nube independiente de la plataforma es la mejor opción tanto para el cliente como para el proveedor de servicios. A esto lo llamamos la filosofía de la nube en sus propios términos.